A vista de águila

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Ubisoft ha confeccionado uno de los primeros sandbox para la realidad virtual con una propuesta tan original como Eagle Flight. La vida humana se ha extinguido y la fauna toma el poder de un París salvaje que el águila protagonista podrá sobrevolar a su antojo con la ayuda del jugador, capaz de disfrutar de una de las experiencias de juego más inmersivas hasta la fecha con este tipo de tecnología.

A vista de águila

El pasado mes de octubre llegaba a PC una original propuesta titulada Eagle Flight, en la que el usuario podía adentrarse en una versión postapocalíptica de la ciudad de París con los dispositivos de realidad virtual HTC Vive y Oculus Rift. Afortunadamente, Ubisoft también ha adaptado el videojuego para su uso con PlayStation VR, la herramienta recientemente estrenada por Sony. De este modo, desde el pasado 8 de noviembre, los jugadores de PlayStation 4 tienen la posibilidad de vivir una de las aventuras más inmersivas hasta la fecha.

En un mundo futuro donde, tras cincuenta años, la humanidad se ha extinguido por completo, solo los animales han sido capaces de sobrevivir entre una vegetación que se ha adueñado de las calles y los monumentos más emblemáticos de la capital francesa. El papel protagonista recaerá en un águila que, junto a los miembros de su especia, deberá enfrentarse a retos de todo tipo mientras esquiva a elefantes, lobos, murciélagos y demás fauna que ahora gobierna la faz de la Tierra. Sin más, te dejamos con nuestras impresiones de la versión de PlayStation 4 de Eagle Flight.

A vista de águila

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Eagle Flight nos traslada a un París del futuro solo poblado por el reino animal, entre los que destacan lobos, jirafas, murciélagos, elefantes o águilas, las protagonistas de esta experiencia para la realidad virtual. Por supuesto, esta versión alternativa de la ciudad no se ha olvidado de sus monumentos más emblemáticos, como el Louvre, el Sacre Coeur, la torre Eiffel o el lugar favorito de Quasimodo, la catedral de Notre Dame, que servirán como referencia para moverse por el escenario de este sandbox.

Afortunadamente, el control del águila será tan intuitivo como placentero. El Dualshock 4 se convierte en una herramienta secundaria que, durante el vuelo, solo servirá para acelerar o aminorar la velocidad. En cualquier caso, el protagonista jamás se detendrá, por lo que la jugabilidad se antepone como un aspecto fundamental que los desarrolladores de Ubisoft han pulido a la perfección. Con el solo movimiento de la cabeza y del cuello, podremos girar en cualquier dirección, realizando incluso complejas piruetas que nos permitirán modificar nuestra posición en unos pocos segundos.

La inmersión, además, resulta total con una vista en primera persona que situará los ojos del usuario a la altura de los del ave protagonista, de la que solo veremos el plumaje superior y el pico. Estas referencias visuales, siempre en segundo término y premeditadamente desenfocadas, resultan fundamentales para introducirse en la acción sin producir la más mínima sensación de mareo, una característica de la que no han podido hacer gala todos los títulos diseñados, hasta el momento, para la realidad virtual.

A vista de águila

Una vez asimilados los controles de vuelo y tras reconocer el escenario, habrá llegado el momento de iniciar el apartado jugable más extenso del título, el modo historia. Como en cualquier videojuego de mundo abierto, el escenario alberga diversos marcadores, pilares de luz en realidad, desde donde dar comienzo a cada una de las misiones, cuya duración jamás excederá de unos minutos. Circuitos de anillos que habrá que seguir aprovechando las corrientes de aire o los enfrentamientos con otras especies serán algunos de los retos que habremos de superar para ir avanzando en la trama.

Para diferenciar a los animales enemigos, cada uno de ellos dejará una estela de color rojo que advertirá de su peligrosidad. De este modo, resultará más sencillo tanto esquivar sus ataques como conocer su ubicación exacta para enfrentarnos a ellos. Al mismo tiempo, los miembros de nuestra familia de águilas también aparecerán señalados de este modo no solo para identificarse, sino para permitir su localización en el escenario.

En cualquier caso, el objetivo de las misiones no será solo el hecho de superarlas, sino la posibilidad de desbloquear desafíos secundarios con los que prolongar la experiencia de juego. Si el usuario logra superar un reto con la máxima puntuación logrará acceder a más misiones complementarias que si, por ejemplo, solo logra superarlo con un aprobado raspado. Algunos de estos desafíos adicionales serán, por ejemplo, la recolección de plumas, distribuidas por todo el escenario, o la captura de peces que salten desde los distintos tramos del río que cruza el mapa.

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Todas estas opciones jugables nos permitirán, además, no solo sobrevolar el enorme escenario, sino bordear edificios, atravesar algunos de los monumentos antes mencionados o incluso volar bajo tierra a través de túneles llamativamente estrechos. Por tanto, el jugador deberá hacer gala de una gran habilidad para evitar estrellarse durante las piruetas, que podrán acabar con el águila protagonista partiéndose literalmente el cuello. Si ese fatal destino llegar a ocurrir, regresaremos al inicio de la misión en cuestión, pues Eagle Flight carera de cualquier punto de control.

Además del modo historia, que mantendrá al jugador entretenido entre 3 y 5 horas dependiendo de los retos secundarios que aborde, los chicos de Ubisoft han trabajado también en otras modalidades con las que prolongar la vida útil del juego. Una de ellas es la titulada “vuelo libre”, que como su propio nombre indica nos permitirá sobrevolar la ciudad de París sin misiones de por medio y con la tranquilidad de que ningún animal va a entrometerse en la diversión. Se trata, por tanto, de un modo idóneo para aquellos que deseen introducirse en la realidad virtual de la forma más sencilla posible y solo para disfrutar de la experiencia.

No obstante, también dispondremos de la vertiente online, que solo consta de un modo de juego de 3 contra 3. De forma independiente a la historia principal, el usuario podrá enfrentarse junto a dos jugadores en línea y contra otros tres miembros de la comunidad de usuarios de Eagle Flight en una especie de captura la bandera. El más veloz de los jugadores deberá capturar una presa muerta y trasladarla a su nido mientras el equipo contrincante trata de arrebatársela de cualquier modo imaginable. Aunque la opción carece de cualquier otra forma de juego, resulta extremadamente entretenida para completar esta experiencia de realidad virtual.

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En lo referente al apartado gráfico, salta a la vista que no se trata de uno de los títulos más punteros del catálogo actual de PlayStation VR aunque seguramente tampoco lo pretende. Las posibilidades de mundo abierto compensan la falta de definición de algunos de los elementos que aparecen en pantalla, que sobre todo desde la lejanía apenas se intuyen como meras siluetas. No obstante, el conjunto luce vistoso y llamativo gracias a una iluminación que enriquece el resultado final.

A nivel sonoro, sin embargo, Eagle Flight se presenta como uno de los juegos más logrados en cuanto a efectos de sonido. Además, ofrece una extraordinaria banda sonora que añadirá la emoción necesaria en algunas fases de la aventura, en la que también contaremos con un narrador perfectamente doblado al castellano. En conjunto, por tanto, se trata de una propuesta entretenida desarrollada íntegra y cuidadosamente para la realidad virtual, un aspecto que se intuye desde el primer aleteo.

Javier Castillo

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JUGABILIDAD: En términos jugables, nos encontramos ante una de las opciones más intuitivas e inmersivas del catálogo actual de PlayStation 4. Pese a que el uso de el mando es aún necesario, el control de movimiento recae completamente en el casco de realidad virtual. Es el jugador el que debe mover el cuello para moverse, a su antojo, en Eagle Flight, que no produce sensación de mareo alguna incluso en sesiones prolongadas.

GRÁFICOS: Esta propuesta no destaca precisamente por su apartado visual, que podría estar más pulido en cuanto a nivel de detalle y texturas. Se trata de un mundo abierto con una notable distancia de dibujado que, probablemente, no ha permitido definir completamente todos los elementos mostrados en pantalla, sobre todo en las panorámicas más elevadas.

SONIDO: En términos sonoros, nos hallamos ante uno de los títulos más satisfactorios de PlayStation VR gracias, en parte, a su destacada banda sonora. Los desarrolladores no solo han logrado la impresión total del usuario a través de un entorno vivo con múltiples efectos de sonido, sino que han introducido una voz over con un perfecto doblaje al castellano que aparecer durante cada fase del modo historia.

DURACIÓN: Pese a que la historia solo podrá entretenernos durante un máximo de 5 horas, Ubisoft ofrece otros modos con los que extender la experiencia jugable. Además de una modalidad de vuelo libre por la ciudad de París, tendremos la ocasión de acceder a la vertiente online, indispensable para prolongar la diversión junto a la comunidad de usuarios del juego.

CONCLUSIÓN: Eagle Flight trata de adentrarse un poco más en las posibilidades que solo la realidad virtual puede proporcionar. Solo una propuesta así sería capaz de introducir al usuario en la piel de un águila que, mediante un control totalmente intuitivo en el que el mando es solo una herramienta secundaria, será capaz de sobrevolar la ciudad de París mientras se enfrenta a retos de lo más diversos. La sensación de inmersión es absoluta en una experiencia jugable que, pese a sus limitaciones gráficas, resulta espectacular en lo jugable, esquivando además cualquier sensación de mareo de la que otros títulos sí han padecido.

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