Pokémon atrapa a todas las generaciones de entrenadores

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Pokémon Sol y Luna es la generación más innovadora y sorprendente de la franquicia, consiguiendo homenajear de la mejor manera posible los 20 años de existencia de una saga que ya forma parte de la leyenda de los videojuegos. La historia que transcurre en Alola es la traducción perfecta del “más y mejor”, elevado a la quinta potencia.

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Pokémon está de vuelta. Y lo hace de la mejor manera posible. No es fácil resumir lo que se siente al jugar un título de estas características en un par de líneas, pero lo que se experimenta con Pokémon Sol y Luna es algo parecido a embriagarse con un perfume que nunca te cansas de oler. Es uno de los videojuegos más esperados de esta recta final de 2016 y desde Game Freak y Nintendo han sabido cómo exprimir las posibilidades de este universo y trasladarlas hasta un ecosistema novedoso, diferente y sorprendente. Una sorpresa que aumenta exponencialmente a medida que se avanza en el argumento.

Un argumento que sitúa al protagonista en la región de Alola. Un archipiélago basado en Hawaii, dividido en cuatro islas: Melemele, Akala, Ula-Ula y Poni, que ofrece un toque de aire fresco y tropical a la franquicia y que, todo sea dicho, le sienta a las mil maravillas. La misión principal del/la joven que contra el jugador es la de realizar el recorrido insular para enfrentarse a los Kahuna (líderes, por llamarlos de alguna forma) de cara isla que conforma el mapa de cada región.

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Para ello, hay que superar diferentes pruebas propuestas por grandes entrenadores que cuentan con un poder sin igual. Más allá de estos términos, el argumento de Pokémon Sol y Luna introduce al jugador en una historia adulta, donde hay lugar a las sorpresas y a los gestos de desconcierto. Pero por motivos de embargo por parte de Nintendo y para que cada uno descubra esta fascinante historia, no podemos hablar más que lo nombrado en estas líneas. Solo podemos advertir que, con casi total probabilidad, nos encontramos ante la historia más profunda y elaborada de la saga. Un punto a sumar a un conjunto que roza la perfección en su género.

Durante un evento exclusivo organizado por Nintendo Ibérica en Mallorca, para asemejarse al entorno de Alola, desde AlfaBetaJuega hemos tenido la ocasión de disfrutar del juego junto a otros medios de comunicación durante tres días de jornada intensiva y estas son nuestras impresiones.

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Entrando en materia, Pokémon Sol y Luna introduce nuevas técnicas que consiguen sorprender incluso a los más veteranos de la franquicia. La adición de nuevos Pokémon, cuyo número supera a los introducidos en Pokémon X/Y, aunque tampoco se puede esperar un número similar al de la primera generación o la quinta, no es la única novedad de estas nuevas entregas. En cuanto a las nuevas criaturas disponibles para capturas, destacan las formas Alola de algunos Pokémon de la primera generación (a este respecto son exclusivas, ningún Pokémon de otra generación cuenta con formas diferentes) y los Ultraentes, entre los que reside el principal misterio de la trama de Sol y Luna. Nuevamente, hasta aquí podemos leer.

Las formas Alola consiguen aumentar uno de los aspectos que más destacan en la séptima generación: la estrategia. Pokémon Sol y Luna se apoya más que nunca en la correcta elección en cada momento de cada batalla, lo que hace mucho más divertidos los combates que hasta ahora se estaban convirtiendo en algo monótono y fácil de superar. Y aquí viene otra de las grandes sorpresas de lo desarrollado por Game Freak: nos encontramos ante un juego difícil, muy difícil. Puede parecer algo extraño si hablamos de un título bajo la firma de Pokémon, pero escapar de la zona de confort implementada hace veinte años y cambiar los tipos de algunos Pokémon conocidos como Vulpix, Geodude, Marowak, Grimer o Meowth resulta un engorro difícil de superar en los primeros compases, algo que obliga acambiar las estrategias que se venían implementando a lo largo de la historia.

Y no solo la estrategia hace difícil a este juego, ya que la mayoría de entrenadores exigentes suponen un esfuerzo mayor que en anteriores entregas. Los denominados Pokémon dominantes pueden resultar un auténtico dolor de muelas con cada encuentro una vez que se haya superado el 20% del juego, aproximadamente. Este tipo de Pokémon tiene un lugar reservado para las pruebas con las que se obtienen los cristales Z (de los que hablaremos más tarde) y su nivel de exigencia es realmente sorprendente. No solo por el poder que albergan, que se sitúa por encima de la media de su especie, sino porque, además, tienen la capacidad de solicitar el apoyo de otro Pokémon, lo que hace más difícil el combate.

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Esta cualidad, la de solicitar un compañero, se amplía hacia cualquier Pokémon salvaje que se encuentre una vez superada la primera prueba de la isla Melemele. Con ello, la captura de Pokémon también se vuelve más compleja, ya que debido a esta nueva capacidad, similar a las de las hordas de la sexta generación, realizar la caza de un Pokémon deseado en concreto puede ser una auténtica tortura. Especialmente en casos como los de Munchlax y Snorlax. Cabe destacar que la llamada de un aliado no se limita a criaturas de su misma especie, ya que pueden acudir Pokémon determinados y que, en escasas situaciones, solo pueden capturarse de este modo. Un ejemplo de ello puede verse en Happiny, cuya captura solo se hace efectiva si es apoyo de un Bonsly salvaje.

Como mencionábamos anteriormente, los cristales Z forman una de las partes fundamentales del universo de Alola. Gracias a ellos, cualquier Pokémon puede aprender nuevos ataques que potencian en gran medida los movimientos que ya disponga, siempre y cuando sean del mismo tipo que el cristal que se le equipa. Una de las dudas más incipientes que surgió a este respecto, era si los cristales Z tendrían un uso único. En combate solo pueden usarse en una ocasión, pero el objeto puede equiparse de manera múltiple a varios Pokémon, por lo que diferentes monstruos de bolsillo pueden disponer de un Normastal Z al mismo tiempo, al igual que los otros diecisiete cristales, uno por cada tipo. Esto también aumenta las opciones estratégicas, ya que hay que medir bien cómo se usa este único movimiento en cada combate, especialmente en los más complejos.

Los rivales también son de armas tomas, a excepción de los reclutas del Team Skull, de los que no se va a hablar mucho en este análisis para no ahondar en la única nota negativa del título, además de correr el riesgo de contar algún spoiler. Este equipo de pacotilla no está a la altura de un título de estas características, llegando a ser incluso ridículo en muchos momentos de la aventura, pero los villanos reales de Pokémon Sol y Luna sí que cumplen con lo prometido, conformando una de las mayores amenazas de la saga. Una vez más, poco podemos ampliar al respecto; mejor será que cada jugador lo descubra por sí mismo para llevarse la sorpresa.

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Más novedades. Las Pokémonturas son de lo más destacado y cómodo de estos nuevos títulos, añadiendo métodos novedosos para desplazarse por el archipiélago de Alola y permitiendo diferentes opciones de juego. Con Tauros se pueden derribar barreras, Lapras permite hacer Surf, Machamp mueve grandes rocas con el movimiento Fuerza o Charizard permite realizar Vuelo. Todo esto elimina de la ecuación las MO o Máquina Ocultas, por lo que ya no serán un incordio a la hora de enseñárselas a cualquier Pokémon y que se mantengan de manera permanente e inexorable. Ahora, cada uno de estos Pokémon cumple la función, sin necesidad siquiera de haberlo capturado. Una comodidad que se agradece a la hora de trasladarse de una punta a otra del mapa o de elegir el equipo Pokémon que se prefiera en todo momento, sin la necesidad de llevar uno consigo que disponga de estos movimientos.

Otro de los clichés con los que termina Pokémon Sol y Luna es el de acudir a un centro Pokémon o utilizar objetos para curar los problemas de estado de envenenamiento, parálisis, congelación y demás. Ahora, con la función Poké Relax se permite realizar “cuidados intensivos” a los Pokémon justo después del combate para curarlos de este tipo de problemas de estado y así ahorrarse la visita a la enfermera Joy. Además, estas acciones mejoran el afecto con el citado monstruo de bolsillo, por lo que todos salen ganando en el proceso. Una función novedosa y de gran utilidad similar a esta es el Poké Resort.

Gracias a esta nueva forma de juego, se pueden capturar Pokémon salvajes por simple afecto, permitiéndoles acceder a la isla y comer bayas, algo que aumenta el grado de amistad con el entrenador y permite al Pokémon unirse al equipo del mismo. De hecho, el afecto y la amistad adquieren una gran importancia en Sol y Luna, ya que determinados Pokémon, como Meowth, solo evolucionan mediante este método. Hay diferentes islas en el Poké Resort, mediante las cuales se pueden obtener piedras evolutivas y otros objetos de especial interés. Es una función a tener muy en cuenta y en la que invertir muchas horas.

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Como novedad también hay que mencionar la RotomDex, la versión avanzada de la Pokédex con un Rotom en su interior. No varía mucho sus funciones respecto a las Pokédex de versiones anteriores, pero sí que tiene la capacidad de aportar algunos consejos y de guiar al entrenador en caso de que se pierda; algo que, por extraño que parezca, puede suceder a menudo durante el periplo por el recorrido insular. La gran extensión del mapa provoca que, en ocasiones, si se decide explorar, se pierda el objetivo principal, el cual aparece marcado en la RotomoDex con una bandera roja.

En cuanto a las funciones sociales, Pokémon Sol y Luna incluye la FestiPlaza. Un nuevo lugar de encuentro entre los jugadores para realizar sus combates y otras funciones en línea, además de protagonizar algunos divertidos minijuegos con los que desbloquear nuevos edificios. Este es el lugar de encuentro para el modo competitivo que se denomina Battle Royale, en el que cuatro jugadores pueden enfrentarse al mismo tiempo, conformando uno de los aspectos más impresionantes y adictivos del juego. Con Battle Royale, la estrategia adquiere un nivel superior, ya que al enfrentarse a tres entrenadores diferentes con sus respectivos equipos de tres Pokémon, la batalla se convierte en una incógnita en la que las predicciones juegan un papel fundamental. Un modo realmente divertido y que causa una poderosa impresión cuando se juega; recomendable 100%.

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Entre el resto de funciones sociales se puede encontrar la posibilidad de realizar fotografías a determinados Pokémon en algunos momentos de la aventura y compartirlas como si de una red social se tratase, a través del denominado Poké Visor. Los códigos QR también adquieren una gran importancia, ya que permitirán transferir equipos Pokémon a otros entrenadores para que puedan utilizarlos en sus combates. Por último, la opción Conexión Rápida, permite realizar intercambios y combates de manera instantánea con otros entrenadores que se encuentren en el entorno.

Todos estos aspectos destacan en la jugabilidad, aunque no hay que olvidar la diferencia de ciclos día/noche entre una versión y otra. Esto es, con Pokémon Sol se puede jugar en el horario normal, mientras que en Pokémon Luna, cuando en la realidad es de día, en el juego es de noche y viceversa. Esto facilita la aparición de algunos Pokémon exclusivos en estos ciclos y que pueden transferirse al instante de una versión a otra sin la necesidad de esperar al horario oportuno, ya que en uno de los dos títulos, ese monstruo de bolsillo estará siempre disponible. Una buena manera de unificar a los jugadores y aumentar la conectividad entre los mismos.

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Por último, no se puede dejar pasar el gran aumento gráfico que ha experimentado Pokémon Sol y Luna, puliendo los detalles que dejaron ciertas costuras en Pokémon X, Y, Zafiro Alfa y Rubí Omega. Cabe destacar que este juego consigue llevar al límite al modelo original de Nintendo 3DS, resultando mucho más fluido en New Nintendo 3DS, aunque se pueden disfrutar en ambas sin ningún tipo de corte o interrupción molesto. La variedad de escenarios demuestra un gran trabajo por parte de Game Freak a la hora de desarrollar el título, poniendo especial mimo en cada rincón de Alola y permitiendo acudir a playas, zonas áridas, sendas ígneas, numerosas cuevas y otros emplazamientos que parecen rendir un continuo homenaje a veinte años de historia.

De hecho, todo lo que se puede ver en Pokémon Sol y Luna parece estar estudiado al milímetro para llegar hasta la fibra sensible de los seguidores de la franquicia, independientemente de la generación a la que pertenezca. Tanto lo que se puede como lo que no se puede contar en este análisis. Especialmente las apariciones especiales en el Árbol de Batalla una vez se supera la Liga Pokémon. La séptima generación es una de las sorpresas más gratas que nos ha regalado el universo Pokémon y a partir del próximo 23 de noviembre se convertirá en un imprescindible en la colección de cualquier poseedor de una consola portátil de Nintendo. El astro rey de Pokémon brilla con más fuerza que nunca. Un must have en toda regla.

Juan Montes

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Jugabilidad: Consigue aunar todo lo conocido anteriormente en el universo Pokémon y añadirle ciertos ingredientes que conforman una fórmula muy bien trabajada y efectiva. Jugar a Sol y Luna no se convierte en algo mecánico, aprendido a lo largo de los 20 años de existencia de la franquicia, sino que introduce una nueva manera de disfrutar del fenómeno Pokémon y añadirle un tinte de dificultad realmente alto. La fluidez de sus combates, la variedad de escenarios y su posibilidad de desplazarse por él con múltiples opciones, aportan aditivos a la aventura que ya se resultan elementos imprescindibles.

Gráficos: Pokémon Sol y Luna ha experimentado un salto a nivel gráfico notable. Las texturas son mucho más precisas y los escenarios más amplios y variados. De lo que parece haber aprendido Game Freak en este nuevo periplo es a dosificar las áreas de las grandes ciudades para permitir una mayor fluidez del título en todos sus aspectos. Además, la posibilidad de ver a los estrenadores en combate junto a sus Pokémon, ordenando las acciones, ofrece una muestra del avance de la saga en estos aspectos. Una evolución más que notable.

Duración: La duración de Pokémon Sol y Luna es bastante ambigua. La campaña principal puede superarse en unas 15 horas, aproximadamente. Pero como todo seguidor de la saga, sabrá, la aventura no termina con alcanzar el final del título en cuanto a su argumento. El juego en su segunda pasada gana muchos enteros y la propuesta puede extenderse hasta más de 100 horas si se persiguen todos los objetivos. Especialmente uno que tiene que ver con reunir determinadas células de un Pokémon concreto y cuyo nombre estará viniendo a la mente de todos los que lean estas líneas.

Sonido: La banda sonora de Sol y Luna mantiene sus cánones. Temas clásicos con algunos nuevos, especialmente los de los encuentros con Pokémon legendarios o con los rivales. Un conjunto que conforma una banda sonora a la altura de un título de estas características. Respecto a los efectos de sonido adicionales del juego, destaca la limpieza de los mismos, excepto en momentos muy determinados en los que se produce el típico “petardeo” cuando no está del todo bien ajustado.

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Conclusión:

Pokémon ha evolucionado. Y los jugadores con él. Posiblemente esta simbiosis sea el mejor ejemplo de los que ocurre con Sol y Luna. El gran acierto de Game Freak ha sido el de componer un producto en el que los seguidores más veteranos de la saga y las nuevas generaciones puedan convivir con elementos atractivos para todos los públicos y que causan una sensación de nostalgia y novedad al mismo tiempo. Un producto redondo al que le quedan muy pocas cosas que pulir y que demuestra que, tras veinte años, una franquicia tan conocida a nivel mundial como Pokémon puede sorprender. Pokémon Sol y Luna ha conseguido atrapar a todas las generaciones de entrenadores y esta es la Pokédex más difícil de completar.

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