Análisis de Aggelos - Una oda a los 16 bits

Análisis de Aggelos - Una oda a los 16 bits

Storybird Games lanzó al mercado Aggelos hace poco más de un año para PC. Un título de plataformas y acción capaz de hacernos viajar a la época en la que los proyectos de estas características protagonizaban una de las épocas más icónicas de la historia del videojuego: la de los 16 bits. En esta ocasión, el juego se estrena en PlayStation 4, Nintendo Switch y Xbox One. Nos ponemos en la piel de un héroe anónimo, recorremos tierras inhóspitas y os contamos todo lo que hemos visto durante nuestro viaje.

Esto ya lo hemos visto

Un héroe por sorpresa, una princesa en apuros y un mal latente que amenaza la tranquilidad de los habitantes de un reino que aparentemente parece el lugar ideal para vivir. Vale, no es una premisa que vaya a sorprender a nadie en pleno 2019, pero, ¿acaso importa? Aggelos apenas necesita treinta segundos para lograr que nos sintamos como pez en el agua a sus mandos. Porque un juego cuyos primeros compases se limitan a pulsar un par de botones sin necesidad de un por qué, es un juego que llega con una declaración de intenciones inconfundible.

Tierra, agua, aire y fuego. Cuatro elementos que aguardan ocultos en algún rincón del mundo esperando ser dominados. Cada uno de ellos en los más profundo de una mazmorra temática. Esto también es algo que no hemos visto casi nunca... Bromas al margen, Aggelos busca exactamente eso: reírse de sí mismo en lo que pretende homenajear a una época en la que los recursos narrativos —especialmente en títulos de estas características— no eran tan abundantes como ahora, o, mejor dicho, no eran necesarios para lograr su propósito: divertir. Y lo nuevo de Storybird Games lo hace. Vaya si lo hace.

Aggelos

Aunque estamos ante un plataformas con altas dosis de acción, hay que destacar el ligero componente RPG que aporta un matiz distinto a la hora de explorar y progresar: nuestro protagonista sube de nivel conforme obtiene puntos de experiencia derrotando enemigos —o encontrando ciertos tesoros— y puede equiparse con diferentes armas y armaduras. Podríamos decir que es un metroidvania al uso, y en parte, lo es. Y decimos en parte porque en cuanto a complejidad está muy lejos de nombres propios como Metroid, Hollow Knight e incluso Ori and the Blind Forest, que ya es decir.

Sí, es cierto que tenemos total libertad para explorar el reino y no son pocas las veces que adquirimos una nueva habilidad o encontramos una llave y nos detenemos a pensar dónde quedaba esa puerta que dejamos atrás aquella vez o ese lugar al que no podíamos acceder. Sin embargo, el mapa del mundo es superficial y en ningún momento nos ayuda a orientarnos. Personalmente, la comparación más acertada —con matices— que se me ocurre sería con el siempre cuestionado Zelda II: The Adventure of Link, ya que la mayoría de eventos importantes más allá de las mazmorras tienen lugar en los pueblos o ciertos puntos clave. No es un juego que precise invertir demasiadas horas explorando, a pesar de contar con algún que otro secreto.

Aggelos

Además de subir de nivel y mejorar nuestras aptitudes, Aggelos también apuesta por el desarrollo de habilidades a largo plazo. Para empezar, hay una serie de tutores repartidos por el escenario que nos enseñan movimientos muy útiles en combate. Encontrarlos a todos no es tarea fácil y nos obliga a peinar cada palmo del reino; nunca sabemos dónde vamos a encontrar un camino que probablemente habíamos pasado por alto durante nuestra primera visita. También existen una serie de poderes mágicos imprescindibles para avanzar, aunque estos forman parte de la historia y se obtienen dentro de las mazmorras.

Conforme adquirimos nuevas técnicas y hechizos la exploración se vuelve mucho más orgánica y el juego abandona la linealidad, apostando por un progreso muy gratificante debido a que siempre hay más de una ruta que podemos tomar. Y es que, especialmente si decidimos seleccionar la dificultad elevada, Aggelos es un título mucho más exigente de lo que puede parecer durante los primeros compases. Personalmente, recomiendo encarecidamente apostar por este desafío, ya que solo así se aprovechan al máximo todas las mecánicas de combate.

Mazmorras bien diseñadas y jefes desafiantes

Los jefes finales son, como era de esperar, los enemigos más duros del juego. Enfrentarlos con éxito requiere estudiar sus patrones de movimiento y aprender a ejecutar cada acción en el momento adecuado. Su aspecto es muy amenazador y lo más probable es que necesitemos varios intentos hasta dar con la tecla. De todos modos, para plantarles cara hay que llegar hasta ellos primero y eso significa que debemos completar todas y cada una de las mazmorras que, dicho sea de paso, han sido muy bien diseñadas y son muy variadas.

Estas mazmorras no son especialmente extensas, pero son lo suficientemente intrincadas como para que acabemos dando vueltas buscando cada llave o tratando de hallar la solución a los distintos rompecabezas que nos esperan en ellas. Algo que funciona muy bien es la apuesta por aprovechar la temática de cada una tanto en su interior, como en sus inmediaciones: en el Templo del Agua debemos aprender a nadar para llegar a lugares inaccesibles, mientras que en el de Fuego no seremos capaces de sobrevivir demasiado tiempo si no encontramos a un mercader oculto en cuyo inventario figura una armadura de dragón diseñada para soportar altas temperaturas. En este sentido, Aggelos recuerda a los mejores momentos que casi todos hemos vivido alguna vez en las tierras de Hyurule.

Aggelos

Una oda a los 16 bits

Que Aggelos ofrece una experiencia evocadora y rinde un sentido tributo a una época con la que muchos hemos crecido ha quedado claro. Pero es que, además de eso, también es muy buen videjuego. Con una curva de dificultad muy interesante, un diseño inteligente y una sensación de progreso de lo más gratificante, lo nuevo de Storybird Games resulta muy recomendable tanto para nostálgicos, como para cualquier usuario que guste de la exploración y el plataformeo. Un título muy interesante, que llega a un precio irresistible ¡Larga vida a los 16 bits!

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