Análisis de Monster Hunter World: Iceborne - Un nuevo, frío y temible mundo
Como bien diría cierta casa de ficción, “se acerca el invierno”. Capcom lleva un buen tiempo tomando nota de todo el feedback que Monster Hunter: World ha dejado tras su estreno en enero de 2018 para dar forma a una expansión mucho más fría y dura, pero repleta de riqueza y personalidad.
Tras un más que notable MH: World, los japoneses no han dejado de trabajar en la inclusión de nuevos monstruos y mejoras; pero también en un DLC frío como un témpano y robusto como un enorme glaciar. Tras su anuncio en el último E3, Monster Hunter World: Iceborne se acerca, y hemos podido zambullirnos en el nuevo mundo de Arroyo de Escarcha durante incontables horas.
Fieles a nuestra Hacha Espada y con mucha sangre, mucho sudor y muchas lágrimas de por medio, hemos sacado a relucir nuestras habilidades de cazador para descubrir todas las amenazas que trae esta nueva expansión, para descubrir que MHW Iceborne no es solo una expansión, es todo un mundo de posibilidades que se abre con los más veteranos en mente.
Monster Hunter World: Iceborne - Un nuevo “nuevo mundo”
Vaya por delante que empezar con Iceborne no es algo que esté al alcance de cualquiera. Para poder arrancar en esta nueva aventura, antes es necesario alcanzar el Rango de Cazador 16, o lo que es lo mismo, completar la historia principal de World. Hablamos de una expansión que hace las veces de secuela, por lo que hilvanar ambas tramas requiere haber completado la primera.
Es a partir de la derrota del Dragón Anciano Xeno'jiiva cuando descubres que, por algún motivo, toda la región selvática, los bosques, todos los parajes de tu mundo parecen estar vacíos de vida. No hay ni rastro de los monstruos y las criaturas que antes lo habitaban, y unas sospechosas huellas te lanzan la primera pista de lo que sucede. Está teniendo lugar una migración masiva hacia un nuevo mundo, y lo que es peor, están siendo amenazadas por un nuevo Dragón Anciano: Velkhana.
Realmente, lo menos importante de esta expansión es su historia, porque la clave se reparte tanto entre su mundo como en sus nuevos monstruos. Criaturas gigantescas y de toda clase se alternan el protagonismo en Iceborne, con muchas caras conocidas y otras tantas que han evolucionado para adaptarse a este cambio de clima. Capcom ha vuelto a mostrar su maestría en estas lides, propiciando algunos enfrentamientos que han pasado directamente a formar parte del top en toda nuestra trayectoria como jugadores.
El frío se apodera de Monster Hunter
Frío. Esa es la primera palabra y la más importante de todo lo que tiene que ver con Monster Hunter World: Iceborne. Sus responsables se han encargado de hacer que el entorno cambie por completo para aportar algo más de variedad a la vista en los biomas del juego base, trayendo consigo un contexto completamente nuevo que afecta a todos y cada uno de los aspectos del título.
Desde la forma en la que se caza hasta el desplazamiento o el equipamiento se han adaptado a las condiciones climáticas de Arroyo de Escarcha, haciendo que todo tenga sentido y que la labor de los cazadores en este nuevo mundo encaje perfectamente. Una adaptación que también afecta al jugador. Y es que, como acabamos de decir, todo cambia a partir del primer instante en el que pisas esta nueva región.
La hostilidad y riqueza de Arroyo de Escarcha
Atrás quedó el clima cálido del nuevo mundo al que llegamos con MHW. Arroyo de Escarcha es un entorno frío, y también muy hostil. Casa perfectamente con la naturaleza de todos los monstruos que nos encontramos en la expansión, de hecho, afecta directa e indirectamente a todas las mecánicas de juego.
Esta nueva región te obliga a llevar una nueva capa para protegerte de las inclemencias del tiempo. Los jugadores asiduos de la saga saben de sobra qué significa trasladarse a zonas donde impera el frío. Hay que hacer buen acopio de bebidas calientes para que la resistencia no se resienta y acabe afectando a la vitalidad. Y sí, es cierto que hay aguas termales que ayudan en este sentido, pero al final estos brebajes son la clave para subsistir.
Es un factor limitante que puede resultar molesto, ya que te obliga a estar controlando constantemente la condición de tu personaje para que no acabe tiritando y sea un mero muñeco de trapo en las zarpas de un Tigrex. No obstante, familiarizarse con ello da un toque extra de dificultad que se suma a lo complejas que pueden ser algunas batallas con monstruos.
De hecho, no es lo único diferente en Arroyo de Escarcha. Aunque hay muchas grutas subterráneas que reconvierten el paisaje por completo, a veces de una forma realmente increíble; lo realmente interesante está en la superficie. Bajo tierra las condiciones son similares a las que acostumbramos, pero ahí fuera la nieve también pasa factura, y no solo por el frío. Que tu cazador se mueva más lento a consecuencia de toda la nieve acumulada nos parece una absoluta genialidad, y no porque sea algo totalmente innovador, sino porque realmente traslada la sensación de estar en una tundra helada combatiendo y cazando.
¡Ah! Tampoco falta el campamento base, Seliana en este caso. Su fábrica de vapor necesita combustible para que todas las instalaciones puedan mejorar, y eso nos permitirá ir accediendo a nuevas misiones y obtener también más equipo y opciones a la hora de forjar, cocinar o hacer cualquier otra tarea. Eso sí, esta vez la distribución es bastante más accesible y cómoda que la de Astera.
Más rico en mecánicas, y en monstruos
Aunque la nueva región es uno de los principales reclamos de Iceborne, no podemos engañar a nadie, lo realmente interesante son los monstruos. Desde el insignia, el temible y majestuoso Velkhana, hasta el enorme y serpenteante Beotodus o el traicionero Tobi-Kadachi Viperino. Hay un abanico de criaturas nuevas realmente enormes, y todas aquellas que han venido del antiguo nuevo mundo se han reconvertido al adaptarse a las nuevas condiciones, haciendo que su apariencia cambie, pero también sus combates y sus rutinas de ataque.
Aunque personalmente nos quedamos con la potencia del Zinogre, uno de nuestros favoritos a lo largo de toda la saga, hemos pasado momentos realmente duros contra variaciones de conocidos como el Anjanath Fulgúreo. Si no era suficiente con su ferocidad, ahora suma un elemento mucho más peligroso cuando monta en cólera.
Y hablando de montar, las monturas son una de las nuevas mecánicas incorporadas en Iceborne junto con la Garra Retráctil. Con las primeras te puedes desplazar más rápido a la hora de buscar a tu presa, y lo cierto es que es una comodidad bastante interesante, ya que agiliza bastante todo lo previo al combate, de hecho, hasta permite usar algunos objetos para mayor comodidad.
No obstante, es una mejora que se nos antoja un poco superficial y, aunque valoramos el guiño a Monster Hunter Stories, nos quedamos más con la Garra Retráctil. Esta otra mecánica que suma la expansión nos permite lanzar un garfio al monstruo para engancharnos a diferentes partes de su cuerpo y golpearlo sin piedad, siempre y cuando no nos zarandee. Junto a ella está también el Tiro Proyector, un proyectil que aturde temporalmente al monstruo y que posee munición infinita.
Sí, hay que esperar entre recarga y recarga, pero la facilidad que suma es bastante importante, sobre todo para jugadores algo más oxidados como servidor, que tembló la primera vez que se cruzó con el Nargacuga tras tanto tiempo sin enfrentarse a él. Ahora es más demoledor que antes, avisamos a veteranos.
Velando por los jugadores veteranos
De hecho, una sensación que nos ha arrojado constantemente MHW: Iceborne es que mira un poco más a los jugadores más experimentados. Si bien es cierto que incluye cambios que miran más por la accesibilidad, como ya sucedió con World en su momento, también ha optado por subir un poco más el listón de la dificultad.
Por eso mismo, nada más empezar la partida te permite probar el Rango Maestro. Un nuevo nivel que se encuentra por encima del rango alto y que hace más difíciles los enfrentamientos contra todas las criaturas del juego. Si pensabas que el juego base era muy fácil, dale una segunda vuelta con este rango, aunque te advertimos que es mejor ir con amigos (faceta que no hemos podido explorar en Iceborne por cuestiones obvias, pero que sigue manteniendo el cómodo sistema de sumar jugadores al vuelo).
La suma de monstruos es considerable, y el desafío que todos imponen es bastante alto. Además, muchas de estas nuevas criaturas traen consigo materiales para forjar nuevos sets de armadura y armas. El farmeo que tanto gusta al fan de MH está aquí, y más presente que nunca, sobre todo si tenemos también en cuenta los contenidos adicionales que irán sumándose con el paso del tiempo. No hay de qué preocuparse en ese sentido.
Además, aunque la Garra Retráctil de la que hablábamos antes pueda parecer un comodín bastante injusto, lo cierto es que te permite afrontar cada caza con una perspectiva diferente. No importa que vayas a por tu enésimo Legiana Aullador, poder engancharlo incluso cuando se alza es una gozada y hace que el encuentro sea mucho más divertido y hasta ágil. Si sumamos a eso también los nuevos combos que se han añadido a las armas, se abren muchas más opciones perfectas para ser explotadas por los que tienen más experiencia cazando.
Técnicamente monstruoso
Acostumbrados a jugar en la pequeña pantalla de Nintendo 3DS, el salto de Monster Hunter: World nos abrumó de todas las formas posibles. Es cierto que ese factor sorpresa se pierde con Iceborne, porque ya estamos hechos a ver a gran parte del imaginario de criaturas de la saga luciéndose en entornos mucho más realistas y detallados, encontrándose entre ellas y combatiendo por sorpresa con un comportamiento mucho más natural al que acostumbramos. Puede que ya lo hayamos normalizado, pero Iceborne sigue siendo capaz de impresionar en más de una ocasión.
Arroyo de Escarcha tiene algunos parajes que pueden ser realmente abrumadores. Desde el pico helado más alto hasta la caverna más recóndita, el despliegue que hace de paisajes nunca abandona esa temática invernal que impera en la expansión, pero sabe jugar bastante con sus límites para conseguir variedad y no resultar monótono. Pasos estrechos entre montañas que pueden ser todo un infierno contra criaturas aladas, valles con enormes lagos que invitan a un baño (mejor no hacerlo) y grutas bañadas por los pocos haces de luz que la tierra deja pasar. Es excelente el trabajo hecho por Capcom aquí, sobre todo cuando vemos a toda la flora y fauna moviéndose por ellos, porque no todo son monstruos mastodónticos, también hay criaturas de lo más apacibles viviendo aquí.
Todo se mueve con fluidez y soltura, sin caídas de fotogramas que empañen la experiencia ni inconsistencias de ninguna clase. Todos los efectos se han cuidado al detalle, con especial mención a las geniales animaciones de los monstruos. Se comportan como si fueran criaturas reales, y eso es algo que a veces provoca unas situaciones de lo más caóticas y divertidas. Sencillamente espectacular.
La evolución que Monster Hunter: World necesitaba
Todavía nos quedan muchísimas horas por jugar en Monster Hunter World: Iceborne**, porque completar su historia es descubrir tan solo una pequeña parte de todo lo que puede ofrecer; pero toda su campaña principal es más que suficiente para darse cuenta de que este es el paso que MH World tenía que dar para evolucionar. Eleva la dificultad, propone nuevos cambios que encajan bastante bien y, además, sabe adaptarse a los nuevos jugadores que empezaran con World.
Muchas sesiones de cacería, muchos monstruos nuevos y rescatados y, en definitiva, mucho Monster Hunter. Preparaos para afilar vuestras armas y recargar vuestros proyectiles, porque se viene una expansión que os va a dejar helados.