Análisis de Shenmue III - Una carta de amor atemporal

Análisis de Shenmue III - Una carta de amor atemporal

Estamos encarando la recta final de una generación que será recordada por los regresos inesperados que hemos presenciado: Crash Bandicoot, Spyro, Sir Dan Fortesque, Claire Redfield y Leon S. Kennedy, Cloud Strife, Francis York Morgan... Entre todos, hay una figura que destaca por encima del resto, hacía casi dos décadas que no le veíamos y la gran mayoría de los que soñaban con su retorno ni siquiera confiaban en el milagro. Atiende al nombre de Ryo Hazuki y ha decidido volver para demostrar dos cosas. Una es que a veces los sueños se hacen realidad. La otra es que, parafraseando a la Doctora Amelia Brand en Interstellar (Christopher Nolan, 2014) el amor es lo único capaz de trascender en el tiempo. Aunque todavía resulte difícil creerlo, Shenmue III ya se encuentra en nuestras manos.

Fue durante la famosa conferencia de Sony en el E3 2015 —esa en la que también vimos a The Last Guardian y Final Fantasy VII Remake— cuando presenciamos el anuncio de un Shenmue III que posteriormente comenzaría una campaña en busca de la financiación necesaria. Una campaña que pronto entró en el Libro Guinness de los Récords por ser capaz de cosechar un millón de dólares en poco más de hora y media. Finalmente, la cuantía total de la recaudación ascendió a más de siete millones de dólares. Un hito que no solo nos dejó una de las campañas más exitosas de todos los tiempos; también la prueba evidente de que los seguidores de la franquicia ansiaban ver cómo Shenmue III se hacía realidad.

Shenmue III

La historia interminable

Antes de sumergirnos en Bailu y Nioawu —los dos lugares en los que transcurre la historia—, os invitamos a que leáis tranquilamente y sin miedo; el texto está completamente libre de spoilers. Aunque no hay nada comparable al hecho de haber vivido la llegada de los títulos originales en 1999 y 2001, no está de más recordar que Shenmue III incluye una escueta película a modo de resumen. Es aquí donde seguro que muchos os estáis haciendo la pregunta del millón: «¿Puedo jugar a la tercera entrega sin haber hecho lo propio con las dos anteriores?». La respuesta es sí, pero con matices. La historia de Shenmue nunca ha sido especialmente compleja. De hecho, es mucho más fácil de seguir de lo que puede parecer desde fuera. Sin embargo, lo que hace de la obra de Yu Suzuki algo especial no está escrito en su guion, sino en los pequeños detalles y vivencias que uno se lleva para siempre cuando decide sumergirse en su mundo.

La escena introductoria del título de 1999 resultó ser toda una premonición; Ryo y Shenhua estaban destinados a encontrarse. Casi dos décadas después, la historia que hoy abordamos comienza con ambos reunidos en esa cueva con la que todos los seguidores de la saga llevan soñando tanto tiempo. Él todavía no ha sido capaz de saciar su sed de venganza, ya que no tiene ni la más remota idea de la ubicación actual del escurridizo Lan Di. Ella busca desesperadamente a su padre, que se encuentra en paradero desconocido. Dicen que la unión hace la fuerza, y nosotros estamos deseando que descubráis cómo les ha ido en su particular empresa. Eso sí, no tengáis ninguna prisa...

Shenmue III

El placer de los pequeños detalles

Aunque estamos en la recta final de 2019, hay que ser conscientes de que Shenmue III podría haber llegado perfectamente un par de años después de la segunda entrega. Y esto es algo que nos gustaría destacar para evitar despistes a la hora de abordar el juego; no estamos ante una experiencia moderna ni remotamente similar a la de cualquier título actual. Los indicadores brillan por su ausencia y todo lo que nos rodea se sucede cuando llega el momento. Ni antes, ni después. Más allá de un aspecto gráfico resultó que se apoya en una fantástica dirección de arte, lo cierto es que su lanzamiento bien podría haber tenido lugar en la extinta Dreamcast.

La piedra angular del juego no es otra sino la exploración, y al igual que en las entregas anteriores, es imposible no conectar con Ryo y dejarse llevar por todo lo que le rodea: personas, sucesos, pequeños detalles... Como ya sabéis, las mecánicas de investigación son la clave para tirar del hilo de una historia que no es especialmente compleja, pero cuyo ritmo nos invita a implicarnos y empatizar con todos y cada uno de los personajes que conocemos durante nuestro viaje. Porque cuando uno llega a un lugar desconocido con un objetivo claro, pero con un destino incierto, no queda otra que preguntar. No vamos a descubriros Shenmue en pleno 2019; preferimos aseguraros que la esencia de la franquicia se mantiene intacta.

Shenmue III

Como no podía ser de otra forma, las actividades que podemos desarrollar a lo largo y ancho de Bailu y Nioawu son los los pilares que mantienen el equilibrio del conjunto. Porque hay ocasiones en las que una cita se hace de rogar y no hay mejor remedio que encontrar una manera de pasar esas horas de espera. Tomar algo en un bar cercano, apostar unas monedas en juegos de dudosa legalidad e incluso explorar los confines de la región y disfrutar de sus bellas estampas son opciones válidas —y muy recomendables— para dejarnos atrapar por la historia del juego. Además, este componente sim life se ve muy acentuado por la importancia tanto de la economía, como de cuidar al propio Ryo, al que debemos mantener fresco y alimentado, porque nunca se sabe lo que pueda pasar en cualquier momento... Shenmue III es capaz de lograr una vez más lo que hizo de la saga una obra tan especial: sumergirnos en su mundo y hacernos vivir en él.

Cuando el amor se antepone al paso del tiempo

Shenmue III es, simplemente, Shenmue. Para bien o para mal. Es el equivalente al cine de autor, una obra que no pretende convencer a nadie que no haya vivido la historia de Ryo Hazuki junto a los suyos; una oda al amor multidireccional. Y es que la continuación de una historia que dejó a todos en vilo hace nada más y nada menos que dieciocho años es justamente eso: una declaración de amor por parte de Yu Suzuki a su propio legado, por parte de la franquicia a sus seguidores y viceversa. Porque hay ocasiones en las que la valoración de un título puede —y debe— ir mucho más allá de un puñado de aspectos técnicos que resultan prácticamente invisibles para aquellos que llevan casi dos décadas esperando que el sueño se cumpla. Aunque todavía sea difícil de creer, Shenmue III es una realidad.

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