Una fantasía compartida

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Hace ya cuatro años que Final Fantasy dio el salto al terreno MMO con su entrega número XIV, también conocida como A Realm Reborn, y tres desde que llegó a PlayStation 4. Ahora su nueva expansión masiva, Stormblood, está entre nosotros y tras haberle dedicado mucho tiempo te contamos qué nos ha parecido. Acompáñanos en las siguientes líneas para conocer todo lo que encierra este añadido.

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La franquicia Final Fantasy siempre se ha centrado en contar buenas historias, en rodear a nuestro héroe de personajes memorables y de hacer todo ello situándonos en un mundo de fantasía bello y repleto de cosas por hacer. A la saga de Square Enix solo le faltaba dar el salto al online y lo hizo en 2013 con Final Fantasy XIV: A Realm Reborn, que un año más tarde llegaba a PlayStation 4 y que actualmente es uno de los grandes MMO-RPG que se pueden encontrar en el mercado.

Aunque el título ya era enorme de inicio, Square Enix lanzó la expansión Heavensward en verano de 2015 y ahora, dos años después, llega Stormblood. En este segundo paquete de contenidos adicionales la mencionada compañía japonesa nos lleva a la región de Ala Mhigo, donde no solo tendremos acceso a una nueva historia, sino que además podremos alcanzar el nivel 70, entre otros muchos añadidos.

Stormblood también añade nuevas habilidades, equipo, mazmorras grupales, raids, combates épicos e incluso modificaciones en el sistema de combate para que luzca más pulido que nunca. Todo ello y mucho más te lo contamos en nuestro análisis, disponible a continuación, tras haber pasado horas disfrutando de la versión de PlayStation 4 de este MMO llamado Final Fantasy XIV: A Real Reborn, que ahora se amplía con una nueva expansión masiva.

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Lo primero que cabe señalar, aunque es completamente ajeno al propio videojuego, es que el ataque informático nos privó de disfrutar plenamente de la experiencia durante los primeros días del acceso anticipado, algo que se corrigió días después. Pero pasemos a lo verdaderamente importante: la expansión. Si has seguido el juego hasta ahora no tendrás problema, pues Stormblood recomienda haber completado hasta el parche The Far Edge of Fates de Heavensward, pues actúa como prólogo.

Sin embargo, si eres nuevo y deseas saltar directamente a Stormblood (algo que no recomendamos en absoluto ya que la historia principal merece mucho la pena) podrás tomar una poción que te permite saltar directamente al nivel 60 y comenzar con la nueva expansión. Esta es una forma de poder probar distintas clases en el nuevo contenido y, por lo tanto, es un gran punto a favor de Square Enix nada más comenzar.

Stormblood toma muchos de los elementos de Heavensward para desarrollar su historia, por lo que haber jugado a la expansión anterior se hace bastante recomendable. No entraremos en demasiados detalles argumentales para no caer en spoilers, pero sí diremos que el Guerrero de la Luz deberá viajar a la ya mencionada región de Ala Mhigo junto a la Gran Alianza de Eorzea para recuperar aquello que el Imperio Garleano ha robado. Solo diremos que para tratarse de un MMO la historia principal para un jugador sigue siendo muy superior a la de otros RPGs.

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Adentrándonos en el terreno más puramente jugable cabe reseñar que Stormblood no es tan revolucionario como cabría esperar, pero sí incluye las suficientes novedades como para pensar que ha merecido la pena la espera. El primero de los cambios afecta a las Fates (o eventos dinámicos), pues ahora habrá nuevas formas y mecánicas jugables para completarlas e incluso tendremos Fates aleatorias que nos otorguen experiencia adicional.

La movilidad y la libertad se amplía en Stormblood, pues ahora nuestro protagonista y acompañantes serán capaces de nadar en el agua e incluso de bucear en ciertas zonas, lo que dota de mayor profundidad a determinados escenarios de la nueva región. El mapa de la zona, por su parte, está dividido en instancias, de modo que si queremos jugar con amigos debemos asegurarnos de que estamos todos en la misma. Estos son, a grandes rasgos, los mayores cambios de la expansión, mientras que se ha seguido dando respaldo a otros que llegaron en el pasado de la mano de A Realm Reborn o Heavensward.

El mapa es ligeramente más grande que el de Heavensward, de modo que el regreso de Aether Current es fundamental para generarnos interés en explorar la zona al completo para descubrir secretos y conseguir recompensas interesantes. En otro orden de cosas, las clases de combate han sido rediseñadas, de modo que deberemos adaptarnos a ellas antes de volver a ser expertos en nuestras favoritas. Pongamos unos cuantos ejemplos.

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El Bardo ahora es una clase de apoyo, los Maquinistas se hacen expertos en el daño por segundo, los Paladines ahora pueden bloquear ataques mágicos o los Dark Knight tienen ahora la habilidad Bloodgauge, una barra que irá aumentando y que potenciará algunas de nuestras características definitorias. Una vez hayamos llegado al nivel 50, asimismo, desbloquearemos las dos nuevas clases, a saber los Samuráis y los Magos Rojos.

El primero de ellos está enfocado a los ataques masivos y al daño de área, mientras que el segundo es un híbrido que junta varias habilidades mágicas, como la resurrección de aliados o la concatenación de hechizos rápidos y potentes. Las mazmorras también han experimentado cambios notorios, pues ahora la dificultad se ha incrementado de forma notable. Nuestros tanques e incluso nuestros curanderos sufrirán más para poder llevar a cabo su tarea y, a fin de cuentas, todo nos será mucho más laborioso de conseguir.

Otro de los aspectos del videojuego que han sido renovados con la llegada de Stormblood es el PvP. De hecho, a partir de ahora podremos acceder a esta sección al llegar al nivel 30, lo que nos permitirá jugar con ellos en los distintos modos de juego y conseguir experiencia de una forma mucho más rápida y certera que haciéndolo en las modalidades PvE. En lo audiovisual Final Fantasy XIV sigue encontrando su talón de Aquiles. Aunque artísticamente luce a gran nivel, el MMO no está a la altura gráfica de otros títulos similares, mientras que en lo sonoro debemos conformarnos con voces y textos en inglés.

Joel Castillo

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Jugabilidad: La ya de por sí divertida jugabilidad de Final Fantasy XIV: A Realm Reborn ha encontrado mayor profundidad en Stormblood con nuevas clases de personajes, remodelación de muchas de las ya existentes e inclusión de novedades tanto en el combate como en la exploración del mundo del juego.

Gráficos: Stormblood sigue siendo Final Fantasy XIV, un título de 2014, y por tanto no llega al nivel gráfico de algunos de los referentes de la actualidad, especialmente en PlayStation 4, como podría ser Black Desert. Sin embargo a nivel artístico luce tan bien que compensa todas las carencias técnicas y de potencia bruta.

Sonido: Aunque la banda sonora y las actuaciones son más que adecuadas para el tipo de producto ante el que nos encontramos, Stormblood sigue siendo igual que el resto de contenidos de Final Fantasy XIV: posee voces y textos en inglés, por lo que si no dominas la lengua de Shakespeare te será difícil seguir la historia que se nos propone.

Duración: Tras dos años de espera para una nueva expansión Square Enix nos ha proporcionado un contenido repleto de horas de juego y diversión que puede ser muy ampliado gracias a un enorme número de clases que probar o a una modalidad PvP expandida y en la que se ha profundizado para que nos dé todavía más horas.

Conclusión: Es posible que Stormblood no sea todo lo revolucionaria que debía haber sido, pero definitivamente se trata de una expansión fundamental para los aficionados a Final Fantasy XIV. En ella encontramos decenas de horas de juego en nuevo contenido, una historia interesante y absorbente y dos nuevas clases de personajes que merece la pena probar. Lamentablemente su mayor problema sigue siendo una apuesta exclusiva por el inglés como idioma de audio y textos, por lo que el juego no es apto para aquellos que no dominen esa lengua.

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