Michael Jackson y los videojuegos

Michael Jackson y los videojuegos

De Michael Jackson quedarán opiniones para la posteridad. La más extendida, seguramente, que fue uno de los artistas con más repercusión de su época, aunque también, sobre todo en la década de los noventa, uno de los más polémicos debido a cierto escándalo que agitó las aguas de su vida personal como un inmisericorde tifón. Y aunque su exterior fuera alterado por una extraña enfermedad, en su interior el cantante de los antiguos Jackson Five albergaba a un niño que se negaba a crecer, un niño que, como muchos de nosotros, disfrutaba de los videojuegos.

Michael Jackson y los videojuegos

No es ningún secreto la conexión que había entre M.J. y la industria que amamos, y no solo porque el cantante hubiera tenido su efigie digitalizada en más de una ocasión. Salir en un videojuego, ya sea como protagonista o como mero cameo, es algo que viene con el status de megaestrella, pero en el caso de Michael estamos hablando de un gamer de pies a cabeza. Si queréis acercaros a esta cara del artista quedaos con nosotros durante las próximas páginas para un tributo a la relación entre el Michael Jackson más icónico que levantó las pasiones de millones de fans y el entretenimiento electrónico.

El museo de los videojuegos

Michael Jackson y los videojuegos

Planteemos una pequeña hipótesis. Sois la más brillante estrella en el panorama del pop mundial y la fama os viene a camiones. Salís a la calle y despertáis la histeria a cada paso. Llenáis estadios de fútbol enteros de gente que quiere veros cantar sus temas favoritos con la facilidad de quien hace chasquear los dedos. Y por supuesto, tenéis riqueza casi sin fin. Pero en lo más hondo de vuestros corazones seguís siendo jugones de pro. ¿Qué es lo primero que haríais? No hace falta que respondáis, la respuesta ya la sabemos todos, pero lo que nos interesa es ver cómo Michael Jackson la puso en práctica.

Porque sí, amigos, Michael Jackson también tenía su colección de juegos. Claro está, a su propia escala, porque no hablamos del lote de juegos de la consola de turno o PC puestos en fila en la estantería y coronados por una guitarra del Guitar Hero apoyada sobre el estante de arriba. Michael decidió que él iba a ir a lo grande y que iba a construirse su propio salón recreativo para su uso personal. Todo un museo de los arcades en toda regla con una serie de muebles originales que dejarían a más de tres y de cuatro coleccionistas catatónicos de fascinación y de envidia. Estamos hablando de ejemplares como el mueble para 6 jugadores de la recreativa X-Men, de Konami. También, de la misma compañía, del arcade para 4 The Simpsons. De Lethal Enforcers en varias versiones, Super Street Fighter II, los Crazy Taxi, el mueble de 4 pantallas de WWF Royal Rumble, Strike Fighter, Star Wars Racer, Soul Calibur, Terminatos 2, los clasicos Dig Dug, Ms. Pac Man o Donkey Kong, Mortal Kombat, Joe & Mac Caveman Ninja o Dance Dance Revolution. Todos ellos en sus muebles originales, y solo es una parte de su colección.

Michael Jackson y los videojuegos

Y no creáis que se limitaba a los arcades. Jackson también poseía consolas, desde las más convencionales PlayStation, Dreamcast, Super Nintendo, Mega Drive, Saturn o Nintendo 64 a otras que no lo son tanto como una Virtual Boy o una 3DO. Todas con una curiosidad: cada una de ellas contaba con su propio expositor. Más aún, Michael también disponía en su salón recreativo particular de una variedad de máquinas de pinball y hasta de figuras relacionadas con cine, televisión y juegos, como efigies de Lara Croft, Spiderman, el Power Ranger Rojo, Batman, Superman, los guantes de Eduardo Manostijeras, Marilyn Monroe o Elvis Presley. Y un detalle, otro más, que llegará al alma de los nostálgicos: la máquina de adivinación del gran Zoltar, la misma que aparecía en la película Big. La colección se sacó a subasta en su día y podéis consultar el catálogo en este enlace. Un inventario para un almacén que sería sueño dorado de muchos.

El Rey del Pop y el erizo más rápido del mundo

Michael Jackson y los videojuegos

Un repaso a algunos de los títulos que figuran en esta colección de la que os acabamos de hablar os revelará que Michael Jackson era un gran fan de Sega. Una vez más, es de dominio público que el cantante disfrutaba de jugar a los títulos de la compañía, y de hecho su relación con ellos cristalizó con cierto juego del que hablaremos posteriormente. Pero Jackson no solo era “seguero” de pro, sino también un admirador convencido de su personaje más popular. Dicen que Sonic el erizo, el que pasaría a ser su personaje emblema, tenía cautivado a la estrella. Tanto que la leyenda atribuye a Michael Jackson la composición de la banda sonora de Sonic The Hedgehog 3 para Mega Drive.

Sí, decimos que es una leyenda porque así es como se tiene, pero ¿hasta qué punto hay trazas de verdad? En apariencia, hasta un grado mayor del esperado. Michael gustaba de pasarse por el Sega Technical Institute, la oficina americana de la compañía donde se llevaron a cabo juegos como el mencionado Sonic 3 o el también muy grande Comix Zone, solo por ver qué se cocía, qué novedades iba a poder llevarse al pad en su apreciada consola. De acuerdo con el director del Sega Technical Institute por aquel entonces, Roger Hector, en declaraciones a la extinta web Secrets of Sonic Team, “Michael Jackson era un gran fan de Sonic y quería grabar la banda sonora del juego. Vino al STI y se reunió con el equipo para discutir temas de diseño, historia y estilo del juego. Tras esto grabó una banda sonora que cubría todos los mundos del juego. Era fantástica. La música congeniaba perfectamente con el juego y tenia ese toque a lo M.J.”.

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Pero Michael Jackson no aparece acreditado en Sonic 3. Es más, su intervención ni siquiera fue publicitada por Sega, un movimiento comercial que hubiera sido un bombazo de varios megatones. ¿Por qué, qué pudo salir mal? Oh, claro, por eso que todos estamos pensando. El mismo Roger Hector lo confirmó para la web Sonic Retro en una entrevista concedida en 2005: “Hacer Sonic 3 fue muy divertido, pero también muy difícil. Michael Jackson fue contratado en principio para componer toda la música del juego, pero al final su trabajo fue desechado tras conocerse sus escándalos. Eso causó muchos problemas y hubo que rehacer el trabajo. Pero finalmente el juego llegó a buen puerto”.

Entonces, el trabajo de Michael Jackson para Sonic 3 cayó en el olvido, ¿es eso? ¿De un cajón de oro a la papelera de la noche a la mañana? Bueno, no del todo. Parece que aunque Michael no vio su nombre reflejado en el juego, varios de sus compositores sí aparecen en sus créditos finales. Y una comparativa entre temas del juego y varias de sus canciones desvela una cierta familiaridad, incluso con la canción por entonces inédita: Stranger in Moscow. Para que vosotros mismos juzguéis, os dejamos el vídeo que circula por YouTube con la comparativa, y que cada cual saque conclusiones.

Caminando sobre la luna

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El binomio Michael Jackson y videojuegos obliga a hablar de un cierto título que se dio a conocer sobre todo en Mega Drive, por ser uno de los juegos que más se usaron para promocionar la consola. Ya lo hemos mencionado antes, y es de ley entrar más en profundidad en él. Moonwalker llevó al cantante a las pantallas de cine en una película que, no nos vamos a engañar, no hay por donde cogerla. Se trata de una sucesión de videoclips aparentemente inconexa donde el único atisbo mínimo de un guión se distingue al final, a partir de la pieza correspondiente a la mítica canción Smooth Criminal. Pero en el resto de la cinta veíamos a Michael haciendo cosas como escapar de un estudio de cine a bordo de una moto y embutido en un disfraz de conejo. Surrealista, pero cierto. ¿Podía algo así llevarse al videojuego? Torres más altas han caído.

En lo que se refiere a Moonwalker, debemos hablar de varias versiones. Vamos a tocar tres, concretamente, por estar diferenciadas entre sí. En primer lugar, la más conocida, la que Sega publicó para su consola de 16 bits. Básicamente el Moonwalker que todo el mundo conoce. Una adaptación de esa parte final de la película que obvia todo lo anterior y se centra en ese segmento que da comienzo en el Club 30s, con Michael enfrentado a una remesa aparentemente interminable de hampones que tienen retenidos a varios niños a los que nuestro trajeado y bailongo protagonista deberá rescatar. Para enfrentarse a sus enemigos, MJ lanzaba al aire sus movimientos de baile como si de un extraño arte marcial se tratase, pero además contábamos con un movimiento especial que nos otorgaba inmunidad, que debía ser cargado y que nos llevaría a arrojar el sombrero del héroe o, si lo manteníamos suficiente tiempo, a llevar a cabo una coreografía que contagiaría incluso a nuestros enemigos, que pasarían a bailar con Jacko antes de quedar abatidos. Hasta el paso que da nombre al juego, el famoso Moonwalk, y el mismísimo mono Bubbles, mascota del artista, están presentes en un título muy popular en las consolas de Sega en que fue publicado.

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La misma Sega lanzó a los salones una máquina recreativa con la licencia de la película en la que Michael volvía a enfundarse su traje blanco y su sombrero y a repartir estopa entre mafiosos por escenarios en perspectiva isométrica, esta vez lanzando una especie de energía que podíamos acumular para cubrir mayor campo o lanzar en un demoledor disparo. De nuevo contamos con la posibilidad de lanzar un especial que inicia la fiebre del baile en los presentes, pero además los niños nos darán alguna que otra ayuda en forma de potenciadores de salud o más magias para lanzar. Y nuevamente llega Bubbles, pero mientras en consola nos indicaba el camino hasta el jefe de nivel, en el arcade permitía a Michael convertirse en un robot, igual que en el film.

Con menos bailes, menos recursos y menos “uuhs” e “ii-jiiis” que los juegos de Sega, en los ordenadores domésticos recibíamos Moonwalker, de U.S. Gold, compañía de infausto recuerdo que no tuvo mejor ocurrencia que trasladar la película a sistemas de 8 y 16 bits casi escena por escena. Sí, amigos, el conejo motorista está presente. A lo largo de 4 fases llevaremos a Michael por los escenarios recogiendo ciertos ítems desperdigados por la pantalla hasta llegar al Club 30s donde nos liaremos a tiros (¡!) con los correspondientes gangsters. Por último, el clímax, por llamarlo de alguna forma, de la película estaría plasmado en la última fase con el Michael robot gigante en todo su esplendor. Lo que sí tenían todos en común es que en mayor o menor grado, los temas de Michael Jackson más conocidos como Smooth Criminal, Bad o Beat It están presentes entre las diferentes versiones. Cuál sería la favorita del Rey del Pop es una pregunta que, por desgracia, no veremos respondida.

Hago chas y aparezco en tu juego

Michael Jackson tuvo su propio juego, pero no creáis que sus apariciones quedaron ahí. El cantante, como figura relevante que fue, quedó inmortalizado también en varios cameos dentro de otros videojuegos. Es muy fácil hacer referencias a una figura de ese calibre, pero hemos escogido algunas que son, cuanto menos, dignas de comentar. Vamos a ver de qué guisas ha aparecido este artista en el medio al que tanto amaba, y que seguro que le arrancaron alguna sonrisa.

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Comencemos por el campo que mejor dominaba Michael, que no es otro que la música y el baile. Y si le sumamos su afición hacia Sega, las pistas nos llevan hacia Space Channel 5. El juego protagonizado por Ulala contó con la presencia de un Michael Jackson muy poco disimulado que, además, repitió en la segunda parte. Space Michael, como se llama en el juego, no solo acaba siendo el superior de Channel 5 Station, sino que además es un individuo con una energía de baile tan impresionante que es capaz de contagiar su marcha a toda la galaxia. Bastante apropiado, aunque nuestro artista ya estaba de capa caída por aquel entonces, pero reflejaba esa afinidad hacia Sega que siempre quedó patente.

Como buena estrella del pop, el fuerte de Michael Jackson son los conciertos y los discos de platino. Y ambos son elementos clave en Rock Star Ate My Hamster, un juego de culto de Codemasters que a su vez era una ácida crítica al mundo de la música. Tan sencillo como irreverente y desternillante, el juego nos ponía en la piel del despreciable y fracasado Cecil Pitt, empresario de medio pelo que ha visto como su espectáculo de rarezas se ha ido al garete cuando el último de sus freaks coge la puerta y se larga. Solo le queda su fiel becario Clive, un lamebotas de cuidado que le convence de que el negocio está en montar una discográfica. Las últimas 50.000 libras de Pitt se deberán emplear en formar un grupo de rock que en el plazo de un año logre obtener 4 discos de platino, para lo cual éramos libres de escoger entre un amplio elenco de caricaturizados artistas reales. Trasuntos de Boy George, Tina Turner, Phil Collins, Elton John y muchos más estaban disponibles para ser contratados… y entre ellos un tal Wacky Jacko que no podía negar su inspiración.

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