Los orígenes de la animación japonesa: esta es la primera película anime de la historia

Los orígenes de la animación japonesa: esta es la primera película anime de la historia

La animación japonesa es un género de animación en sí mismo con unas características determinadas y un estilo completamente único. Ha llegado actualmente a nuestros días con obras de tal envergadura como Dragon Ball, One Piece o Naruto, pero tiene una historia llena de matices detrás. Muchos creen que Astro Boy (1963) fue el primer anime de la historia, pero hay que remontarse a principios del siglo XX para encontrar las primeras referencias con nombres como Ōten Shimokawa, Junichi Kōuchi y Seitaro Kitayama, conocidos como los padres del anime. Mientras en Europa ya habían experimentado con la animación (Fantasmagorie de Emile Cohl en 1907), Japón empezaba a producir sus primeras películas de muy corta duración. En ese mismo año está datada la película Katsudo Shashin (Fragmento de Matsumoto, su descubridor) de apenas 3 segundos de duración. Hay que viajar unos años más tarde para encontrar el primer largometraje de anime de la historia.

Katsudo Shashin se encontró en 2005 y está compuesta por 50 fotogramas de tira de celuloide, un material que se encareció después de la primera Guerra Mundial. Se reproducía a una velocidad de 16 imágenes por segundo y mostraba a un joven vestido de marinero escribiendo caracteres kanji en una pared. Es sin duda el primer documento gráfico que se tiene de los orígenes del anime japonés, pero se desconoce su autor. El interés por la animación aumentó en estos años y Oten Shimokawa se encargó de hacer la película Imokawa Mukuzō Genkanban no Maki (1917) que duraba 5 minutos. A diferencia del primero, este trabajo iba dirigido para las salas de cine, que entonces escaseaban en el país nipón. Shimokawa produjo un total de cinco animaciones más a principios de los 60.

Sin embargo, la primera animación japonesa considerada anime es Nakamura Gatana (1917), un clip de comedia de 4 minutos que cuenta la historia de un samurai que compra una espada y termina perdiendo contra cada oponente débil al que se enfrenta. Mientras tanto, el pintor Kitayama haría lo propio con Saru Kani Gassen (La batalla del mono y el cangrejo), basada en el cuento del mismo nombre y del que no se conserva nada más que un fragmento. La carrera de Kitayama fue más extensa en el mundo de la animación y tiene el honor de haber hecho el primer producto de animación que se exportó a Occidente.

El anime más bélico durante la Segunda Guerra Mundial

Más tarde llegaría Sanae Yamamoto que hizo una serie de películas de corte educativo donde destacó Usagi to Kame (La liebre y la tortuga, 1924), y que más tarde inspiraría a otros animadores como Walt Disney. Esta popular fábula se convirtió en uno de los primeros cortometrajes de la factoría Disney en 1935, consiguiendo el Premio de la Academia como mejor corto animado. Yamamoto no sólo fue el ayudante de Kitayama y dio sus primeros pasos en Toei Animation, sino que desarrolló una serie de películas, incluido material propagandístico durante la Segunda Guerra Mundial donde se ridiculizaba a figuras relevantes de la contienda como Churchill y Roosevelt, primer ministro de Reino Unido y presidente de los Estados Unidos, respectivamente.

Durante el conflicto bélico, hubo otros animadores que hicieron películas para el disfrute de la población civil. Sin embargo, después del ataque a la base americana de Pearl Harbour, la Armada Imperial encargó a Mitsuyo Seo una película de propaganda para destacar los éxitos militares de Japón, una forma de levantar la moral de los soldados más jóvenes. Así nació la primera película de anime, aunque no fue considerada largometraje por su extensión de 37 minutos: Momotarō no Umiwashi (Las águilas marinas de Momotaro, 1943). Seo utilizó la figura del folklore japonés Momotaro, a quien presentaba como un capitán de portaaviones mientras los animales antropomorfos representan a los soldados nipones avasallando al enemigo. Esta obra fue tan influyente que incluso Funimation decidió remasterizar la cinta para publicarla en Blu-ray.

Como curiosidad, la acción tiene lugar en Onigashima, isla mítica donde habitan demonios (representados por los estadounidenses y británicos) y la isla donde tendrá lugar la gran batalla de Luffy contra Kaido en One Piece. Finalmente ese mismo año haría la superproducción del mismo estilo Momotarō: Umi no Shinpei (Momotaro, dios de las olas) que duraba 74 minutos, entre otras películas. Momotarō no Umiwashi habría sido la primera película de animación de Asia si no fuera porque en China se hizo Tiě shàn gōngzhǔ (La princesa del abanico de hierro, 1941) de 65 minutos durante la ocupación por parte de los japoneses.

En esta historia, el Rey Mono y sus amigos necesitan encontrar un abanico mágico para salvar al pueblo del fuego (historia que se adaptó en Dragon Ball en uno de sus peores episodios). Paradójicamente fue todo un éxito en Japón y tuvo influencia en el anime de los años 50 y 60. Salvo esta última de origen chino, aún puedes ver algunas de estas obras de animación en el archivo japonés de películas de anime clásicas.

Para ti
Queremos saber tu opinión. ¡Comenta!