¿Por qué algunos videojuegos retrasan su fecha de lanzamiento?

¿Por qué algunos videojuegos retrasan su fecha de lanzamiento?

No, que se retrase un juego esperadísimo no hace gracia a nadie, pero son muchas las variables que pueden hacer que un título tenga que esperar para ponerse a la venta, como bien demuestra la crisis del coronavirus que estamos atravesando y que ha llegado a poner en jaque el futuro estreno de consolas como PS5 y Xbox Series X, o que ha logrado posponer la llegada del MMORPG de Amazon, New World hasta el 25 de agosto.

En el caso de esta pandemia que ha invadido medio planeta, los retrasos se producen por falta de personal o falta de medios para seguir desarrollando cada juego a un ritmo normal que permita su estreno a tiempo, sin embargo, también hay retrasos más duros e indefinidos como el que ha sufrido The Last of Us: Parte II por motivos que se desconocen, aunque Sony y Naughty Dog han insistido en que harán lo posible porque llegue cuanto antes a nuestras manos.

Problemáticas muy variopintas

Es habitual que las distribuidoras y estudios de desarrollos no den demasiados datos ante el retraso de un juego concreto para tratar de no crear un malestar en la comunidad gamer, sobre todo si este retraso tiene una naturaleza de puro marketing o por problemas de rating. Sin embargo, suponemos que el caso del esperadísimo The Last of Us: Parte II, al menos tras el comunicado oficial, obecede a un problema en la cadena de distribución del producto, impidiendo un lanzamiento a gran escala, como se merece el título de Naughty Dog. Sin embargo, su restraso indeterminado nos hace pensar en que puede estar atravesando algún que otro problema en su desarrollo o que necesite limar muchas asperezas, como es el caso del aplazamiento de Vampire The Masquerade: Bloodlines 2.

De hecho, otro de los factores más comunes para demorar un estreno es la existencia de numerosos bugs y fallos en los juegos, por lo que las compañías prefieren dar una nueva fecha para el título con el fin de ofrecer la mejor experiencia a los fans y evitar tanto críticas negativas como unas ventas realmente pobres. Un caso curioso es el del desastre de la llegada de Fallout 76, pues la cantidad de problemas del título hacían que fuese un horror el jugarlo en ese estado, pero Bethesda, que había sido avisada de todo, decidió sacarlo igual y no retrasarlo, creando una ola de críticas tan potente que incluso obligó a devolver el dinero a los más cabreados con el asunto.

Tampoco es nada raro ver que un título se retrasa por las bajas calificaciones u opiniones generadas por sus previews, demos o cualquier otro producto que se use para presentarlo previo a su lanzamiento, lo que suele ser casi una sentencia de muerte, a no ser que el juego logre superar esos pormenores y ofrecer una experiencia a la altura. En este terreno también podrían entrar las altas expectativas de los fans ante un videojuego, por lo que es habitual ver retrasos en títulos de gran calibre como Cyberpunk 2077.

Otro factor habitual es la necesidad de localizar los juegos o doblarlos en un territorio concreto, lo que hace que estos dilaten su fecha de estreno para asegurarse de que tienen un producto redondo y que hará un buen trabajo fuera de sus fronteras. Esto suele suceder con juegos provenientes de Japón en su mayoría, pues tratan de doblar al inglés (o a otros idiomas) las voces de sus personajes, así como pueden necesitar tiempo extra para crear subtítulos en una gran variedad de lenguas, lo que lleva su tiempo. Generalmente estos retrasos no suelen provocar dramas en el panorama gamer, como mucho ansias absolutas de poder jugarlo cuanto antes.

Los retrasos, unos complicados compañeros de viaje

El peor de los casos, a nuestro parecer es cuando un retraso se prolonga para siempre y culmina en la cancelación del título, como ocurrió con el prometedor ScaleBound para Xbox One, algo que no es agradable para nadie, ni para el estudio que lo desarrolla, ni para los fans que lo esperaban como agua de mayo. En casos como los de Scalebound no es raro intuir que el extremado hype de su prematuro anuncio fue el causante final de que no pudiera ver finalmente la luz.

Y es que un retraso no siempre es negativo, siempre y cuando se haga por razones que atienden a la calidad del producto final y no a la pura creación de hype y especulación con el juego. De hecho, numerosos juegos se han beneficiado o se beneficiarán de un retraso en su lanzamiento de cara a mejorar su jugabilidad, limar asperezas u ofrecer una mejor localización, por lo que, como consumidores, deberíamos comenzar a evitar ser víctimas del hype y a respetar retrasos prudentes que, en última instancia, repercutirán en nosotros mismos y en la satisfacción de saber que hemos gastado el dinero en algo que vale la pena.

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