Restaurantes, bares y otros tugurios de la cultura del píxel

Restaurantes, bares y otros tugurios de la cultura del píxel

El mundo del videojuego cuenta con un imaginario tan abundante, que sería imposible recopilar la cantidad de localizaciones que se repiten a lo largo de distintos géneros, épocas o estilos. Es verdad que algunas de ellas nos resultan más familiares y también es verdad que otras preferiríamos que no existiesen en la vida real. Si quieres, ahora que estamos en plena desescalada, acudir a un bar dentro de un videojuego, déjame que te muestre mis cinco localizaciones favoritas.

The Pelican Inn

Existen sagas, en cualquier espectro del arte, que son admiradas casi por todo el mundo. En esta ocasión, no podía dejar escapar la ocasión de nombrar a Uncharted, en su tercera parte, como lugar donde se han acumulado espectaculares localizaciones. Y hablando de bares, creo que The Pelican Inn, la tasca londinense que aparece al inicio de la aventura, puede resultar ideal para entrar en la acción de un título que cuenta sus horas de juego en forma de puñetazos a diestro y siniestro, conversaciones de barra y aventuras a partir de un par de jarras de cerveza.

Todo pub que se precie, como es el caso del que aparece en este título, tiene que tener su mesa de billar, sus tiradores de cerveza bien fría, algunos tipos rudos con ganas de gresca, una salida trasera que de a un callejón mal iluminado y con cubos de basura metálicos, una vieja diana y, por supuesto, una sala oculta del público general, para esos negocios turbios que tanto gustan en el mundo del hampa. Drake y Scully saben cómo manejarse en estas situaciones, aunque no tengo muy claro que este sea mi bar ideal.

The Gates of Hell

Si algo saben los aficionados a Nintendo es que la compañía no termina con las aventuras de Mario y sus amigos. A pesar de que la empresa intenta salir de sus convencionalidades, de vez en cuando, es inevitable que el público la tenga presente como una empresa de entretenimiento familiar. Bayonetta, uno de los títulos que más fanáticos ha acumulado a lo largo de los años, posee una mezcla entre lo fantástico, lo sensual y lo sobrenatural. Todo esto es lo que se huele y se percibe en el antro The Gates of Hell.

Este local, regentado por Rodin, el encargado de facilitar las armas a la protagonista de la historia, está ubicado, al parecer, en la ciudad de Nueva York, aunque esconde muchos misterios en su interior. Quizás sean los brebajes que se preparan dentro, los demonios que lo visitan de vez en cuando o, por qué no, las armas y portales entre dimensiones, los que confieren a este bar de una mística especial.

The Fighting McDonagh's

A pesar de no ser un experto en videojuegos, más bien un jugador habitual con la pasión intacta desde temprana edad, creo que Rapture es, posiblemente, uno de los lugares más emblemáticos de la historia reciente de este noble arte. Dentro de esta ciudad perdida nos podíamos encontrar la taberna denominada The Fighting McDonagh's.

Creada por Bill McDonagh, este bar quiere ser un recuerdo de los pubs ingleses, aunque, como todo en esta ciudad, se encuentra abandonada a su suerte. En la época dorada, esta taberna servía para que los trabajadores pudiesen relajarse después de las largas jornadas de trabajo. La guerra civil en Rapture fue el fin de la ciudad, además de condenar a este bar a un ostracismo submarino hasta el fin de los días.

Café de la Chandelle Verte

Ningún aficionado a las aventuras gráficas osaría preguntar de qué localización estoy hablando. En esta ocasión, en uno de los inicios más espectaculares que recuerdo en un videojuego, nos tenemos que poner en la piel de Nico y George, fotógrafa francesa y turista norteamericano, que por circunstancias de la vida ven cómo sus destinos se unen tras una trágica explosión en París.

El Café de la Chandelle Verte es el punto de inicio de una historia que nos ha llevado a recorrer el mundo entero, embarcándonos en mil aventuras y misterios dignos de Indiana Jones y Sherlock Holmes. Esta cafetería idílica se convierte en el escenario de un horrible atentando, situándose el origen de una investigación en el asesinato, por parte de un misterioso payaso, de un hombre apellidado Plantard. Si quieres saber qué sucedió después, te recomiendo jugar a Broken Sword: La leyenda de los templarios.

Scumm Bar

Soy como el abuelo cebolleta. No puedo evitar, cuando pienso en videojuegos, acordarme de los títulos más antiguos, quizás porque despiertan recuerdos en mí. En este caso, no podía faltar el bar de piratas de esta aventura gráfica de los años 80. Si querías ser el pirata más temido de la isla, un poco complicado al principio llamándote Guybrush Threepwood, debías entrar al interior del mugroso establecimiento y hablar con los tres piratas que se encontraban al fondo del local.

Este bar tenía la denominación Scumm en homenaje al motor gráfico que fue utilizado por LucasArts y que tenía el mismo nombre. En su interior, además de poder hablar con otros esbirros, grumetes borrachos y robar pescado al cocinero, debías pasar una prueba por cada pirata líder. Si lo conseguías, además de beber grog, podías convertirte en el pirata que siempre habías querido ser. ¿Y quién no?

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